Por: Inspiración Femenina
Recientemente, Betsey Stevenson y Justin Wolfers,
ambos investigadores de la escuela de negocios y políticas de la Universidad de
Pensilvania, han sacado a la luz su investigación sobre cómo la felicidad de la
mujer, a pesar de todos sus logros en cuanto a la mejora de sus condiciones,
está decreciendo. Obviamente sus investigaciones abarcan mujeres de Estados
Unidos y de los países desarrollados. Es importante mencionar que estas
encuestas se han realizado en todo tipo de mujeres: amas de casa, casadas y
divorciadas: mujeres que trabajan; mujeres jóvenes y adultas; con altos y bajos
niveles de educación.
Nos han parecido interesantes sus argumentaciones,
por lo cual, hemos querido compartirlas con ustedes.
El trabajo, en resumen, dice que las vidas de la
mujeres en los Estados Unidos ha mejorado considerablemente en los últimos 35
años, sin embargo, los indicadores del bienestar subjetivo nos dicen que la
felicidad de la mujer ha decrecido con respecto a la del hombre. En los años
70, estos resultados eran completamente al revés, es decir, la mujer era más
feliz que los hombres, con lo cual, dicen, está surgiendo una nueva desigualdad
de genero.
La pregunta obligada sería ¿Por qué la mujer está
perdiendo felicidad? ¿Si los salarios
poco a poco van siendo más equitativos, tenemos acceso a una educación, tenemos
control de natalidad, múltiples aparatos y tecnología domestica para liberarnos
del trabajo domestico y nuestro mundo se ha expandido fuera de este mismo
ámbito domestico, por que somos más infelices?
Obviamente, la expansión de las oportunidades de la
mujer han tenido sus costos, y estos costos han beneficiado enormemente a los
hombres, y estamos hablando de la participación de la mujer en la fuerza laboral.
Muchas veces ya hemos comentado que la mujer no supo negociar bien su situación
antes de incorporarse al mundo laboral. El hombre sigue haciendo lo que antes
hacía, salir a trabajar, con la suerte de que ahora ya no lleva el peso de la
manutención, ahora es trabajo de ambos generalmente. En cambio, la mujer ha
tenido que duplicar su trabajo, la doble jornada laboral, como le hemos
llamado, tiene a las mujeres bajo un constante estrés ya que después de su
jornada laboral normal, tiene que llegar a casa a limpiar, hacer la cenar,
cuidar a los niños etc. Si tiene suerte, el hombre le ayudara un poco.
Los hombres suelen tener espacios en los que pueden
desfogar ese estrés. Ir a ver el futbol con los amigos, tomarse una copita
después del trabajo, algún deporte… pero no es frecuente que la mujer pueda
tener estos espacios, con lo cual, su estrés solo va en aumento.
El trabajo expuesto argumenta que otra de las causas
puede ser el control de la natalidad. Nos dicen que claramente este control de
la natalidad ha beneficiado también mucho a los hombres. La libertad sexual que
vino con la pastilla anticonceptiva ha puesto una presión sobre la mujer para
tener relaciones sexuales casuales. Pensamos que esto es motivo de infelicidad
porque la mujer es un ser emocional y precisa generalmente de tener algún grado
de sentimiento hacia la persona con la cual mantiene relaciones, pero hoy en
día las cosas son diferentes. Las mujeres nos hemos convertido en objetos
sexuales y en el fondo lo sabemos.
Otro de los factores que argumentan a esta felicidad
decreciente, es que los seres humanos tendemos a basar nuestro bienestar comparando.
Si las mujeres comparan su bienestar con el del hombre, pueden tener una
percepción de que no están llegando a sus metas. A este respecto solo podemos
decir que comparar la situación de la mujer con respecto al hombre puede ser
engañosa, por la simple razón de que no somos hombres. Y con esto no queremos
decir que no pidamos los mismos derechos que tienen los hombres para poder
evolucionar, lo que queremos decir es que la creciente masculinización de la
mujer (actuar como haría un hombre), puede estar dejándonos una sensación de
vacío e infelicidad.
Sin duda, existirán muchos más factores que puedan
estar haciendo que la mujer no se sienta feliz en general, lo importante es
descubrir que, aunque lo intuíamos, hay algo que no estamos haciendo bien.
Inspiración Femenina lleva años tratando de difundir
la idea de que es urgente que la mujer encuentre su identidad, y pensamos que
quizás ese es el fondo de esa falta de felicidad completa. Hemos creído que
todo lo que hemos conseguido, nosotras lo queríamos, pero tal vez, fue algo que
nos dijeron “que queríamos”, sin ser así. No nos hemos detenido a pensar en
cómo haríamos las cosas para que de verdad nos resulten satisfactorias, y esa
es la verdadera liberación femenina, quizás la única que nos dejará de verdad
aprovechar lo que hemos conseguido: hacer las cosas como mujeres, no como
hombres vestidos de mujeres.
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