Por: Inspiración Femenina
Recientemente
nos topamos con un articulo en el cual hablaban sobre un nuevo estudio hecho en
la universidad de Manchester acerca de que la mujer era más infiel que el
hombre, solamente que nadie la pillaba en ello porque sabía mentir mejor que
él.
Esto nos
hizo reflexionar acerca del uso que históricamente ha hecho la mujer de la
mentira.
Es
verdad que la mujer miente, miente bien y siempre lo ha hecho. ¿Pero cuales son
los motivos que la han llevado a ello? La respuesta es simple: SUPERVIVENCIA
Sí. La
mujer ha tenido que mentir mucho para poder sobrevivir en un mundo que le era y
es –en muchas ocasiones- hostil.
A partir
de un momento en la historia la mujer fue esclavizada con el pretexto de que
era impura, que no tenía la misma inteligencia que el hombre, que no tenía alma
y que su único cometido en la vida era servir al hombre –pero había que tener
cuidado de ella porque el demonio guiaba sus pasos y podía hacer caer al más santo
de los hombres-.
Se la
compraba y vendía, y casi siempre vivía en un medio que no era favorable ni
para su felicidad, ni para su desarrollo. No hace falta decir que, si no
acataba las ordenes del hombre que la cuidaba, podía recibir castigos severos.
Bajo
este panorama la mujer ha tenido que aprender a vivir. Sin decir lo que siente
en realidad, sin opinar mucho y por supuesto mintiendo. Mintiendo para poder
sobrevivir, tanto ella como su prole.
El miedo
ha sido casi siempre el factor que nos ha llevado a mentir. Miedo a ser
castigadas, miedo a no ser adecuadas, miedo al rechazo, miedo…
Nos
hicimos expertas del engaño para que no se nos notara lo que había en realidad
adentro de nosotras, no vaya a ser que nos castigaran por ello. Y aun hoy en
día, la mujer prefiere hacer creer a su pareja que piensa y siente igual que
él. Tal vez hoy algunas no corramos peligro de muerte si tenemos ideas
diferentes, pero aun así, nos cuesta decir la verdad en torno a nuestros
verdaderos sentimientos.
La
tendencia a agradar es parte de esa mentira. ¿Cuántas nos atrevemos a decirle a
algún compañero de trabajo que no nos gusta algo? Preferimos no meternos en
problemas y llevar la fiesta en paz.
La idea
es simple: sí, hemos necesitado de la mentira pero los tiempos han cambiado y
debemos dejar de emplearla.
Tenemos
la suerte de estar viviendo los cambios gestados hace años por los movimientos
de liberación femenina, y aunque todavía las cosas son muy desiguales, podemos
decir que por lo menos todas –en occidente- de ser independientes.
Podemos
trabajar y ganar nuestro propio dinero para no depender del hombre, aunque
vivamos relaciones de pareja. Esta independencia puede hacer que no tengamos
miedo, porque no necesitamos de ningún hombre para sobrevivir. Podemos entablar
relaciones más equitativas y en consecuencia, la mentira no nos hace falta, ya
que nuestra supervivencia no depende de nadie.
Por
supuesto, dejar de utilizar la mentira debe venir de nosotras mismas, de
nuestro convencimiento de que la mentira nos hace enfermar. Porque podemos ser
mujeres independientes, exitosas, pero seguir mintiendo.
Convencernos
de que a nadie beneficia –y mucho menos al que miente- esta practica, es el
primer paso.
La
humanidad está enferma, enferma de tanta mentira. Quizás si nosotras las
mujeres dejamos de utilizarla como recurso, podemos hacer que poco a poco las
cosas vayan aclarándose.
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