un hombre enamorado experimenta, mientras dura el enamoramiento o el enamoracierto y solo durante ese proceso, la capacidad femenina del aprecio por lo pequeño, por el detalle e incluso puede llegar a desarrollarlo poéticamente. desgraciadamente para la mejora de la especie masculina los tiempos del enamoramiento, al menos en occidente, se han ido haciendo más cortos hasta el punto que ya hay parejas que se divorcian antes de cansarse. no tiene este texto como objeto analizar por qué la imaginación humana no da para más y convierte el casamiento en el único camino del enamoracierto. Nos ocupa aquí solo destacar el buen momento para lo microscópico que nos aporta el amor a los varones y cómo nos es tan dificil mantenernos más de 24 horas en el sutil y sensual juego de las miradas. veamos un ejemplo:
diario de un enamorado:
lunes por la mañana:
he conocido a una mujer y...
me miró casi un poquito
lunes por la tarde:
me miró un poquito
martes por la mañana:
ma ha mirado casi un poco
tarde del martes:
un poco
miércoles y jueves:
no nos hemos visto
viernes:
me miró un mucho
( debe habérselo pensado en estos dos días )
sábado:
hoy me miró sin adverbios de cantidad
( ya está )
domingo al mediodía:
le propuse sexo y matrimonio
( en ese orden )
domingo en la tardecita:
matrimonio y sexo
domingo en la tardecita:
matrimonio y sexo
domingo en la noche:
no me miró
( no parece que fuera el orden )
( no parece que fuera el orden )
lunes:
hoy conocí a otra mujer que me miró un poquito
tomás rubio, poetaclown un poco
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