sábado, 29 de agosto de 2015

HABLEMOS DE BRUJAS

Por Milagros García-Bueno

Hoy quisiéramos contarles un episodio dramático ocurrido en un pueblo llamado Triora, entre finales del XVI y principios del XVII, donde tuvo lugar el más grande y atroz proceso  de brujas de la historia italiana.
Fue una época donde toda Europa estuvo repleta de persecuciones anti-estregonería. En el caso de esta pequeña población, situada al norte de Italia en la Liguria, fue particularmente cruel. Era una población donde vivían un grupo de personas al que llamaban de “carisma informal”, dado que eran sanadoras, expertas en hierbas, parteras, mujeres solteras y solteronas y viudas. Todas ellas personas de alto riesgo, muy mal vistas por su comunidad, por el mero hecho de tener un estatus diferente a aquel de ser una buena madre de familia. Bastaba una simple sospecha o una denuncia de un ciudadano escrupuloso y estas mujeres eran metidas en la cárcel.
Todo empezó cuando el Parlamento triorese pidió a las autoridades civiles y religiosas que tomara medidas contra las “siervas del diablo”, que habitaban en el pueblo. Al principio fueron arrestadas 20 mujeres, que se declararon culpables y después de ser torturadas facilitaron el nombre de otras infortunadas. Y fue así como las filas de acusadas se fueron haciendo cada día más largas. El recuento final habla de unas 200 personas. Al punto que tuvieron problemas logísticos y de espacio, teniendo que habilitar como cárceles casas privadas del propio pueblo, donde se hicieron cosas abominables. Los suplicios más utilizados eran latigazos, dislocación de los miembros o roturas de los dedos de manos y pies, pero sin llegar a la extenuación, dicen (¡qué ironía!), al objeto de que confesaran ellas mismas y por supuesto condenadas posteriormente a ser quemadas en la hoguera. Modos inhumanos y crueles son los que fueron utilizados en esta masacre contra las mujeres.
Las acusaciones contra ellas eran o hacer el mal con medios ocultos, o mágicos, provocar carestía o sequedad u otros desastres o muerte de animales o personas. Una serie de crímenes que no estaban descritos en las leyes civiles o religiosas. Una de las acusaciones más importantes fueron los rituales hechos al demonio que, según los inquisidores, eran actos muy propios de las mujeres. Esta última acusación fue la que motivó más persecuciones, hasta el punto que se perdió totalmente el control de la situación, pues ya no fue una caza de brujas, sino una “demonopatia” generalizada, donde las mujeres estaban poseídas por el demonio. Esta situación causó una psicosis de masa y  también provocó que los inquisidores alargaran su mano justiciera a otras cinco ciudades colindantes de Triora.
Finalmente las autoridades de la inquisición romana, decidieron intervenir –cosa que no habían hecho hasta el momento-, pues veían que había demasiado fuego en Triora y podría haber sublevaciones en la parte norte de Italia y  determinaron poner fin a estas persecuciones y el sol volvió a brillar en Triora.
Este es un ejemplo más en la historia de esta humanidad, donde un modelo de sociedad se estableció sin bases, como un castillo de naipes, condenado a consumirse entre llamas, pero que se llevó por delante a un sinfín de vidas inocentes.

Resulta irónico lo que supone una condición social, antes te mataban si no tenías marido porque eras una bruja y ahora que eres una buena madre de familia te mata el marido porque eres suya…. ¡Ah y por amor!, dicen.