lunes, 28 de septiembre de 2015

ÍNTIMA CARTA DE UNA MUJER ENAMORADA


Por Loana

Ahora estarás dormido… tal vez solo, y cuando te despiertes… tal vez solo, escucharás este sonido.
Y en esta  mañana de otoño luminoso, está… el clima está muy bondadoso hoy, hace mucha luz, mucho sol pero de otoño y no hace frío pero  no hace calor y está húmedo, agradable… Y creo que sí me apetece hablarte de lo íntimo.
Y sí… siento, ¡siento! Hay un sentir que me recorre entera y no hay forma de callarlo, no hay forma de razonarle ni decirle  ni nada, le da igual… todo. Y esto no se puede decir en voz alta porque todo el mundo pensaría que soy… idiota, por eso recurro a esta intimidad. Te he conocido un poco, creo que no todo pero algunas de tus partes más… ¿difíciles?, y aún así me da igual… me da igual. Sigo creyendo… Los sueños, las fantasías, todo eso, es difícil contenerlas y meterlas en una caja, es difícil… Ellas van libres, vienen, te cuentan… no, no te atormentan porque la verdad es que no me atormentan, me hacen sentirme alegre, realmente, a veces… porque siento. Y ese sentir no tiene… es como que no tuviera raíces. Incluso con tu presencia delante de mí diciéndome… eso, que me he quedado atascada en el pasado, en lo que pasó y que hay que seguir adelante y que tú ya no estás ahí… Pues incluso así, sigo creyendo y sigo sintiendo… Y aunque sea un árbol sin raíces que se sustenta en las nubes, en el aire o no sé, es… agradable decirle que ¡sí! No voy a pararle, no voy a luchar más contra él… No, porque sería mentira.
Y en mi fantasía… me veo como la mujer de un marinero… que se va, no sé, a otros mares, a otras… Porque se ha prendado de una sirena o porque tiene que ir a otro puerto donde le están esperando… Pero la mujer del marinero sigue en el puerto,  hace sus cosas, sonríe…  porque se alimenta de lo que siente… porque cree que, mientras ella sienta, el marinero volverá. ¡Uf!, hasta me da vergüenza decirlo porque es tan irreal, es tan… Ya lo sé, ya lo sé, no te sientas mal, ya lo sé que tú  no estás en eso, ya lo sé… Pero estoy hablándote de lo que no se puede decir en voz alta pero… que siento dentro.  No quiero… Tampoco quiero que sientas pena de mí, eso me toca las narices… No… Sólo déjame decírtelo.
Ya no quiero más cárceles… sobre todo no quiero más cárceles del alma,  no quiero decirme lo que tengo que sentir, no quiero más, no quiero. Aunque quede como una idiota, aunque tú ahora mismo digas: “Jo, pobrecita… qué estúpida”. Yo… no  me veo estúpida ni pobrecita. Quiero abrir todas las ventanas y todas las puertas y disolver los barrotes de cualquier cárcel que vea,  implacable… Y ésta es una, el querer sentir lo que no siento o no querer sentir lo que siento, es una cárcel… Se acabó, se acabó. No quiero ser más la chica fuerte, ¡no quiero! No quiero consolarme en otra cama, con otro hombre, no quiero… Es una pose… y no quiero. Quiero ver lo que hay… Quiero conocerme como soy… Quiero volar… volar. Porque soy yo la que vuelo, no son los demás que miran, que me dicen que estoy volando; sólo yo sé si vuelo o no vuelo. Y lo que  el Cielo ponga dentro de mí para sentirlo, ¡pues ahí está!
Y sí, además te he visto, te he visto en toda tu belleza, he visto todas las cosas lindas… Pero además es que es tan bonito que ni siquiera te amo por todas las cosas lindas… Es que no sé por qué te amo… Ni lo bueno ni lo malo araña ni nutre ni nada. Sí, me gustas como persona, me gustas mucho. Todo lo que me nutre de ti es mucho más que lo que  me daña, pero lo que siento tampoco se basa en eso… Estoy colgada –como se dice en España-, colgada sin drogas… colgada de una nube.